Las
haciendas que lograron posicionarse con mayor prontitud en los primeros niveles de productividad durante el periodo del Virreinato en México fueron las haciendas azucareras. Esta clase de propiedades recibieron el impulso entusiasta de personajes como Hernán Cortés, quien en su vasta propiedad, el Marquesado del Valle de Oaxaca, se afanó en la construcción de molinos de azúcar o trapiches.
Con el paso de los siglos, las haciendas azucareras llegaron a ser las propiedades con mayor poder e importancia en el país. Sin embargo, toda esta prosperidad se perdió con el advenimiento de diferentes conflictos sociales y políticos. Al final la mayoría de las haciendas azucareras desaparecieron y hoy en día, sólo algunos cuantos vestigios nos hacen evocar la grandeza que llegaron a tener en otros momentos de la historia nacional.
En nuestros días, algunas de las haciendas azucareras más famosas han sido rescatadas y adaptadas para servir como salones de eventos u hoteles de distintas categorías. De las más bellas tenemos a la de
San Gabriel de las Palmas, que se ha convertido en un hotel de lujo; la de San Carlos, con sus hermosos jardines; la de Chiconcuac, que se puede alquilar para ceremonias nupciales y la de
Cocoyoc, con su admirable campo de golf.