Es uno de los barrios más tradicionales de la Ciudad de México, y apareció en los alrededores del Templo y el Convento de los Mercenarios. Es famoso especialmente por el Mercado de la Merced, el cual es un espacio comercial heredero de otros significativos sitios para comprar y vender, como el Volador, el Parián y Tlatelolco.
El Mercado de La Merced está reconocido como el de mayores dimensiones en Latinoamérica. Con su nave vasta de cuatrocientos metros, y sus más de tres mil puestos comerciales, suministró durante mucho tiempo no solo a la capital, sino a gran parte del país.
Rumbo al oriente de la antigua Ciudad de México, fue fundado, en 1594, el Monasterio de Nuestra Señora de la Merced de la Redención de los Cautivos. De manera habitual, era nombrado como el Convento de la Merced.
Por aquellos años, el actual Zócalo de la Ciudad de México, era el lugar en donde se desarrollaban las actividades comerciales de la joven metrópoli, incluyendo las referentes a la mercadería de abastos.
En el año de 1791, se edificó, junto al Palacio Nacional, el Mercado del Volador, el cual, con el paso de los años, se lleno de los puestos más variados, lo cual generó malos olores, por las legumbres y carnes que allí se ponían a la venta.
De tal modo que, pronto, los comerciantes fueron trasladados al terreno donde había estado el Convento de la Merced. Así entonces, en 1863 apareció en el lugar el primer tianguis del barrio que estamos comentando: los orígenes de la Merced, tal y como la conocemos, se habían dado ya.
En primera instancia, recomendamos visitar la Plaza Alonso García Bravo. Allí es donde comienza el recorrido por los mejores sitios de La Merced.
En un entorno de puestos de antojitos y diferentes objetos a la venta, debajo de una gran carpa, aparece una gran fuente con un monumental conjunto escultórico en honor de García Bravo, a quien se le adjudica el trazo urbano original de la Ciudad de México.
No lejos de allí aparece el bello Claustro del Convento de la Merced. Construido en 1703, denota un fino tallado de cantera, que luce más en las columnas que sostienen las arquerías y en los arcos del interior.
También admirables son los capitales corintios que ornamentan las columnas, lo cual dota a todo el conjunto de una proyección señorial. Toda esta maravilla puede apreciarse a través de un enrejado que se localiza en la calle República de Uruguay.
Siguiendo por la calle Talavera, con rumbo al sur, en el cruce con República de Uruguay se observa un especial contraste, entre un fino nicho barroco en una casa del costado derecho y los balcones estilo art déco, de una construcción cercana. Muy cerca de allí aparece una notable escultura que representa al Niño Dios.
Para llegar al Barrio de la Merced se aconseja utilizar avenidas como la Calzada de la Viga, el Viaducto Río de la Piedad, el Eje 1 Norte y el Paseo de la Reforma. También resulta práctico utilizar vías de transporte como las líneas 1, 2 y 4 del metro y las líneas G y S del trolebús.
Información relevante acerca del Barrio de la Merced
El Barrio de la Merced ha sido el escenario de las más variadas leyendas. Una de las más famosas es la que trata acerca de doña Esperanza Goyeneche de Ruiz García, cuya figura fantasmal, se dice que ronda los callejones del barrio en las noches solitarias. Otra leyenda famosa relacionada con el barrio de la Merced es la del Indio Triste.
También es oportuno visitar en la Merced, lugares como la Plaza del Aguilita, el Café Bagdad, el Mercado de las Flores, la Parroquia de Santo Tomas La Palma y el Mercado de los Dulces. En el caso de la mencionada parroquia, es una delicia observar su fachada barroca y la torre del campanario, sólida, noble y de una sola pieza. Por lo que se refiere al Mercado de los Dulces, este se perfila como un paraíso para los niños, por las muchas golosinas que allí se pueden saborear.
La Plaza Alonso García Bravo puede ser un espléndido punto de inicio para recorrer La Merced. En este Barrio Capitalino, entre puestos de alimentos y comercios de distintos productos se encuentra una gran fuente, donde un conjunto de esculturas evocan al español García Bravo, varios somos indígenas y un lanchero. Esta escultura es un homenaje al responsable del diseño novohispano de la Ciudad de México.
También interesante de conocer en un paseo de fin de semana en La Merced es el Claustro del Convento. Este edificio data de 1703 y se trata de una obra admirable con su tallado en cantera y los soportes de su arquería que proporcionan al conjunto una noble perspectiva.
Después conviene disfrutar de la Casa Talavera un sitio en donde se organizan distintas actividades culturales, como conciertos, talleres y exposiciones. Lleva este nombre por tratarse del lugar donde fue instalada la primera fábrica de Talavera en México.
La Plaza de la Aguilita, es otra referencia imperdible de La Merced. Y si bien actualmente tiene pocos árboles, nos brinda la oportunidad de conocer por medio de algunos arriates, los distintos diseños que ha ostentado el águila del escudo nacional con el paso del tiempo.
Se cuenta que en ese sitio fue encontrada por los aztecas la señal anunciada por su dios, el águila devorando una serpiente, sobre un gran nopal. Allí justamente debían levantar la ciudad de Tenochtitlán según lo había anunciado el dios colibrí Huitzilopochtli.
La Merced es un barrio de gran tradición que apareció en los alrededores del Templo y Convento de los Mercenarios. Resulta famoso por su gigantesco mercado, derivado de importantes áreas prehispánicas de compra-venta como el Volador, el Parián y el célebre Mercado de Tlatelolco. Considerado como el mercado popular más grande de Latinoamérica, el Mercado de la Merced tiene una nave de cuatrocientos metros de longitud y cerca de tres mil puestos. Se trata de un espacio comercial que ha abastecido de víveres y otras mercancías no sólo a la Ciudad de México, sino a todo el país.