Desde el instante en que los seres humanos comenzaron a aprovechar la naturaleza para satisfacer sus necesidades, los ecosistemas de todo el mundo resintieron el abuso al que fueron sometidos.
Fue así como surgieron nocivos fenómenos como la desaparición de ecosistemas y la contaminación.
En la actualidad podemos enterarnos, por los medios masivos de comunicación, acerca de las noticias relacionadas con el cambio climático. Ante esta circunstancia, ¿cuántas personas se sienten verdaderamente responsables y actúan para contrarrestar el daño que se le está causando al planeta?
Precisamente, tener conciencia ecológica, es comprender que estamos vinculados a la naturaleza y somos responsables de su plena conservación. No tomar en cuenta esta situación es lo mismo que aceptar un estado de autodestrucción, pues al degradar el entorno natural, estamos reduciendo nuestra calidad de vida y arriesgando a niveles insospechados el porvenir de las nuevas generaciones.
Aunque pueda parecer lo contrario, el progreso económico y la conciencia ambiental no tienen por qué estar contrapuestos. Se pueden producir diferentes objetos de modo sustentable, propiciando la utilización de energías verdes, la disminución de desechos y la reutilización de la mayor cantidad posible de materiales.
La conciencia ecológica debe comenzar en el hogar, fomentándola especialmente en los niños. Este impulso hacia la conservación del medio ambiente debe hacerse extensivo a todos los campos del existir; de manera directa o indirecta, todas las acciones que realizamos repercuten en la naturaleza.
Los campamentos de verano, vacacionales o de aventura, son paseos sumamente provechosos para despertar en los niños la conciencia ecológica y el interés por aprender más acerca de los diferentes ecosistemas del mundo. Los campamentos, de manera general, se llevan a cabo en espacios naturales bellos y apacibles. Gracias a ello, los niños y jóvenes que asisten aprenden a disfrutar y valorar las diferentes especies de plantas y animales que allí habitan.
Uno de los aspectos más positivos de los campamentos es que propician la conciencia ecológica de los pequeños de un modo lúdico y educativo. Además, son provechosos también para promover la sensibilización artística y la creatividad de los participantes. Los campamentos, por lo tanto, independientemente de su temática principal y el lugar donde se realicen, fomentan como pocas actividades la conciencia ecológica.