Escondido entre cerros llenos de vegetación semidesértica se encuentra el nacimiento de agua que da origen al manantial San Sebastián, cuyas aguas tienen propiedades curativas.
Es un lugar muy tranquilo, con suficiente espacio para zambullirse debido a la poca afluencia de visitantes. Además, sus aguas poco profundas y quietas no representan un peligro para quienes no saben nadar. Contemplar los bellos paisajes, recorrer los áridos senderos de los alrededores y acampar son otras actividades sumamente gratificantes, gracias a la belleza del manantial.