En Valladolid, Yucatán, existen dos hermosos cenotes que reciben cientos de visitantes cada año: Dzitnup y Samuláh, una poza subterránea cuya bóveda es frágil y cada vez más amplia por el crecimiento de plantas y árboles en el exterior.
Su espejo de agua es grande, de varios tonos de azul y muy transparente. Este cenote solía ser famoso por tener encima un árbol de álamo, cuyas raíces caían desde la superficie, pero fue golpeado por un rayo y murió; ahora solo quedan algunas raíces secas.