La familia es el núcleo social básico y más importante para la formación de un niño.
Entre mejor sea la relación que tenga un pequeño con los miembros de su familia, y mientras más armónica sea la relación que tengan los integrantes de ese grupo familiar entre sí, las posibilidades que tendrá el niño de crecer y desarrollarse correctamente serán más grandes. Es en este caso que los campamentos, y en especial los orientados a la convivencia familiar, sobresalen notablemente.
Uno de los aspectos sobresalientes de los campamentos familiares es que, además de fortalecer los vínculos afectivos entre los integrantes de un grupo familiar, despiertan en los niños el interés y el respeto por la naturaleza. Los padres se sienten orgullosos de este positivo crecimiento de los niños a nivel de valores y conciencia ecológica.
Otro de los puntos destacables de los campamentos familiares es que permiten un contacto pleno con la naturaleza en la compañía de nuestros seres más queridos; se sabe que la naturaleza motiva la renovación física y espiritual, por lo que disfrutar de esa vivencia en compañía de nuestros parientes más cercanos es algo difícil de olvidar.
La posibilidad de conocer otras familias, con otras costumbres y estilos de vida, ayuda al fortalecimiento de los valores particulares de cada familia, y además ayuda para hacer nuevas amistades, algo siempre enriquecedor. Las actividades y juegos que se efectúan en estos campamentos también resultan sumamente positivos. Se trata de dinámicas que involucran el compañerismo, el trabajo en equipo, la resolución de problemas y el disfrute total de la naturaleza y su magia.
No hay mejor manera de preservar el núcleo familiar que la convivencia, sana y plena, entre sus miembros. Pero he aquí que no es valiosa solo dentro de una misma familia, sino cuando además involucra a diferentes familias. Esto es lo que hace tan positivos a los campamentos familiares.