En la zona central del país, principalmente en un vasto paraje conocido como los llanos de Apan, crece desde hace siglos el maguey pulquero.
Es resaltable que en esta parte de la nación no se da otra cosa, por lo que los antiguos habitantes de Mesoamérica utilizaron plenamente esta clase de maguey: las puntas de la planta fueron usadas a modo de agujas, las pencas para la fabricación de telas y el delicioso aguamiel sirvió para la elaboración del pulque.
En las postrimerías del siglo XVIII, los comerciantes hidalguenses se percataron del gran consumo de esta bebida prehispánica y comenzaron a fomentar su producción masiva. Un siglo después, los hacendados pulqueros llegaron a conseguir tantas riquezas que el célebre político José Vasconcelos los nombró alguna vez como “la aristocracia pulquera".
En el estado de
Hidalgo pueden visitarse varias haciendas pulqueras de gran interés para los turistas. Una de ellas es la de San Francisco Ocotepec, la cual fue propiedad alguna vez de Leona Vicario y Andrés Quintana Roo; otra hacienda de esta clase es la de San Antonio Tocha, la cual sigue produciendo pulque y posee además un soberbio tinacal de época, así como tierras meticulosamente cultivadas.