El yacimiento prehispánico de Chichen Itzá se encuentra en la zona central norte de la península yucateca, a unos 120 kilómetros de Mérida, la famosa “ciudad blanca”. Chichen Itzá fue en su momento la urbe más importante en la transición entre el periodo clásico y el posclásico. Los vestigios de esta antigua ciudad maya nos permiten conocer el enorme desarrollo que tuvieron los habitantes indígenas de la región hace muchos siglos.
Siempre es interesante conocer un poco acerca de los tesoros arqueológicos de México. Justo por ello, en lo que sigue les compartiremos algunos interesantes secretos turísticos de Chichen Itzá en el estado de Yucatán.
De acuerdo con evidencias cerámicas halladas en la zona, hubo ocupaciones humanas en la zona de Chichen Itzá desde el periodo clásico superior y hasta bien entrado el último siglo antes de nuestra era. Fue justo en este último momento que el lugar obtuvo las proporciones y detalles urbanos que actualmente se pueden admirar.
La clase gobernante de Chichen Itzá estuvo integrada por comerciantes, sacerdotes y guerreros. En esta urbe precolombina fue introducido el culto a la serpiente emplumada, deidad de enorme importancia en el México Antiguo. Los habitantes de Chichen Itzá construyeron grandes muros y taludes con grabados y representaciones escultóricas de Kukulcán.
Por lo demás, los restos arqueológicos que se conservan en el yacimiento hacen patente que el militarismo fue el fundamento principal de esta cultura mesoamericana. Una muestra de ello la tenemos en la llamada Plataforma de las Calaveras, un monumento en donde se exhibían, colocadas en largas estacas, las calaveras de numerosos enemigos.
Para fines turísticos conviene tener presente algo importante: es desde Cancún, principal referencia turística de la región, de donde comienzan casi todos los paseos y excursiones a la impresionante urbe precolombina de Chichen Itzá. Es un detalle que debemos tener presente al planificar nuestras próximas vacaciones al Caribe Mexicano.
Hacia el año 325 d. C., Chichen Itzá tuvo su periodo de máximo desarrollo. Sorprende saber que en sus orígenes más distantes, esta gran capital de los mayas prehispánicos no era más que una sencilla aldea con un puñado de chozas de paja y madera. Los habitantes de la naciente Chichen Itzá buscaron aprovechar la proximidad del lugar con el cenote denominado como Xtoloc.
En los primeros periodos de su desarrollo urbano, la ciudad de Chichen Itzá creció de manera desordenada, pero paulatinamente fue diseñada con cuidado y de modo meticuloso, por ejemplo, dejando grandes espacios entre cada templo.
Enormes calzadas o vías llamados “sacbés”, los misteriosos “caminos blancos” separaban los distintos edificios y construcciones de la urbanización, como, por ejemplo, El Juego de Pelota, El Templo de los Guerreros, El Observatorio y El Cenote Sagrado.
Todas estas monumentales edificaciones, varias de las cuales se ubican en torno a la Gran Explanada de Chichen Itzá, están dominados por la gran Pirámide de Kukulcán, una de las construcciones más elevadas y destacadas en el México Prehispánico.