Mis amigos Pedro, Ariel y Emilio son inseparables desde la escuela preparatoria. Cada uno tiene cualidades y talentos para el negocio de los licores que los hicieron emprender una Startup cuya idea nació cuando fueron por primera vez el pueblo mágico de Tequila Jalisco.
Su visita a las destilerías fue como si hubieran descubierto un nuevo mundo. Ahí, entre barricas y degustación de tequilas, fue como empezaron a planear un negocio lucrativo que a su regreso a Puebla, les llevó consolidar unos cinco años.
Pero un malentendido entre Ariel y Emilio puso en riesgo el futuro del negocio. Ambos eran expertos en programación y su carácter temperamental y creativo terminó por distanciarlos. Pedro mediaba entre ellos, y no sabía cómo poder reconciliar a los amigos que tanto apreciaba, hasta que un una tarde de otoño, navegando en su teléfono, se encontró con varias recomendaciones para viajar a Tequila Jalisco.
Habían pasado 10 años desde que estuvieron de visita en el pueblo que les dio la idea de hacer su negocio y las fotos en el teléfono le decían a Pedro que Tequila Jalisco había cambiado, pero a su ritmo, conservando sus calles empedradas, sus destilerías y sus plazas públicas, además de sus hoteles con historia.
Buscó el nombre del hotel que les había dado hospedaje en Tequila, y descubrió que ahora se llamaba Hotel Villa Tequila; lo que vio le dio la idea para reconciliar a sus amigos.
Así fue como llamó al hotel para reservar una habitación. Pedro le pidió al área de reservaciones detalles específicos: una habitación con dos camas Queen Size, un menú de almohadas y un par de batas de baño. Pedro apartó la Habitación tradición para él.
Una vez que reservó el hospedaje en Tequila, habló por separado con cada uno de sus amigos y los citó en el pueblo mágico bajo el argumento de que tenía algo extremadamente importante qué decirles. Les dio la dirección del hotel, con la observación de que un par de cuadras separaba a la casona convertida en hotel, del centro histórico.
Fue así como llegó el día en que cada uno viajó por su cuenta a Tequila Jalisco. El primero en llegar al hotel fue Pedro, que inmediatamente fue a conocer al concierge para preparar toda la sorpresa.
Ariel llegó en su auto, y mientras se registraba en el hotel, Pedro le dio alcance para saludarlo y pedirle que lo esperara en la habitación que había reservado para él. Cuando Emilio llegó, Ariel ya estaba instalado en la habitación; Pedro le pidió lo mismo: que lo esperara en el cuarto.
Para Emilio y Ariel fue una sorpresa encontrarse en la misma habitación tradición. Mientras se saludaban, ambos recibieron un mensaje de Pedro, en el que les pedía encendieran la pantalla. Un video los esperaba con fotos de la preparatoria, la universidad, sus viajes a distintas partes de México y el mundo, pero en especial, el viaje a Tequila Jalisco, donde concibieron su negocio. Al final del video, Pedro les pidió que se ducharan para que salieran a la alberca y ahí, con unos tequilas, poder platicar.
Los tres amigos se encontraron rodeados por los jardines del hotel, y dentro del agua de la alberca la cual fue en cierto modo terapéutica, pudieron hablar y reconciliarse. Pedro los veía y no dejaba de pensar que el futuro se veía más prometedor que nunca. Al final del día, los tres amigos pidieron el servicio a cuartos, y durmieron como en mucho tiempo no lo habían hecho.