México logró convertirse en una potencia mundial con respecto al turismo nacional e internacional. Su volumen de llegada de turistas internacionales al año (más de 41 millones en 2018, que le dieron al país un ingreso de más de veinte mil millones de dólares) es tan alto que se posiciona como sexto a escala global y como segundo en América, detrás de Estados Unidos. ¿Cuál es su secreto? En esta breve nota se lo contaremos.
Lo primero y principal con lo que debe contar un país para tener un gran volumen de turistas es una buena disponibilidad y calidad hotelera. El comienzo del desarrollo moderno de la hotelería en este país se dio con la construcción del Hotel Reforma en 1934. Por ese entonces la Ciudad de México D. F. contaba con no más de 70 hoteles y la llegada de los numerosos turistas norteamericanos exigía mayor inversión y mejoras de la infraestructura.
Se construyeron carreteras interestatales y esto fomentó que se instalaran albergues y los llamados “paradores”. En las ciudades más grandes también se instalaron inversionistas. Por mencionar un caso, los hoteles en Puebla aumentaron hasta el doble su capacidad; dejaron de ser meros hospedajes de familias que contaban con casas grandes y comenzaron a brindar servicios más profesionales y de más alta calidad.
También se fomentó el turismo en ciudades más históricas o antiguas, ya que las cadenas de bienes raíces se dieron cuenta de que era un mercado que aún no había sido explotado. Los hoteles en Huatulco, por ejemplo, aumentaron su capacidad de habitaciones e incluso se construyeron algunos edificios de cadenas norteamericanas de primer nivel. Estos nuevos hoteles de la década del 40 originalmente ofrecían los denominados “desayunos continentales”, pero con el tiempo actualizaron su oferta y contaban también con su propio restaurante o buffet.
Con la llegada de las nuevas compañías internacionales como Hoteles Camino Real y con la creación de la Secretaría de Turismo de México en 1974, se comenzaron a fomentar proyectos cada vez más innovadores y masivos. Uno de estos fue la ciudad hotelera de Cancún, que es totalmente artificial. Originalmente era tan solo un escollo en medio de la bahía, pero las empresas constructoras comenzaron a rellenarlo con arena hasta convertirlo en una playa paradisíaca.
Las principales atracciones de México son las ruinas de culturas precolombinas que perduraron casi intactas por siglos. Hay grandes templos e incluso ciudades enteras que fueron originalmente habitadas por los mayas.
Una de las más importantes del país y la que recibe más turistas es Chichen Itzá. Desde la época de las primeras conquistas se supo el valor de este yacimiento arqueológico y arquitectónico. Pero su acceso quedó reservado únicamente para investigaciones de especialistas europeos como arqueólogos, historiadores y antropólogos, entre otros. Fue recién en el siglo XX que se comenzó a buscar una manera de explotar sus riquezas culturales sin perjudicar el patrimonio. Para este fin se construyó un complejo turístico estrictamente regulado por el estado que ofrecía emocionantes espectáculos de luces y sonido, además de visitas guiadas.
Otro tipo de atracción que tuvo su auge fueron los parques ecológicos y el turismo aventura. Algunas empresas invirtieron para aprovechar las riquezas de la naturaleza y hacerlo de la manera más segura. Compraron equipos de protección y construyeron estructuras para ofrecerles a los turistas un entorno controlado en el que se pudieran sentir a gusto con las experiencias extremas. Así fue que pudieron acceder a ellas personas de casi todas las edades y contexturas físicas; y no solo exploradores entrenados.
Durante el 2019, el turismo generó casi el 10% del PBI de México. Su recaudación y su funcionamiento son esenciales para el país, ya que muchas personas trabajan en este rubro. Debido a la pandemia de COVID-19 hubo que suspender las funciones por un tiempo, pero la infraestructura es tan sólida y el sistema es tan autónomo y estable que podrá sobrevivir; y se estima que gradualmente volverá a funcionar con total normalidad e incluso con mejores ganancias. Por el momento lo único que se puede hacer es aguardar a que las medidas implementadas den sus frutos y desear lo mejor, porque hay esperanza.