De entre la gran variedad de balnearios que existen en México pueden identificarse dos clases principales: unos se orientan más a la diversión y la convivencia familiar, mientras que otros son populares por sus propiedades curativas.
Estos últimos aprovechan su localización geográfica para poner al alcance del público aguas de manantial, sulfurosas, o pozas con agua de gran riqueza mineral.